Por Julio Castillo Sagarzazu
La invención de la escritura es un hito tan importante que separa la historia de la prehistoria. Pues bien, la primera evidencia de que alguien escribió algo, está en una tablilla sumeria. Desgraciadamente, no era una carta de amor, ni el mensaje de un padre en tierras lejanas a sus hijos.
Efectivamente, todo eso de Romeo y Julieta, Los Amantes de Teruel, Love History, las Silvas a la Agricultura en la Zona Tórrida, los 20 poemas de amor y las canciones desesperadas, vinieron mucho después. La tabilla de Uruk, firmada por un tal Kushium, era una factura, o un asiento contable (aun no se sabe) y recogía una operación comercial que involucraba la cantidad de 29.086 medidas de cebada, recibidas en el lapso de 37 meses. Todo un desengaño para quienes estudian la historia y pensaban que al espíritu humano lo movían cosas mas sublimes o importantes dignas de ser registradas en aquellas tablillas.
Marx seguramente sabía esto, pero insistió en que “el motor de la historia era la lucha de clases”, cuando en realidad, el verdadero motor de la historia es el deseo de superación del ser humano. Lo que pasa, es que siempre es mucho más sexy y atractivo atribuir ser desfavorecido, no a la incapacidad de superarse, sino echarle la culpa al “enemigo de clase” que había tenido éxito.
Ahora bien, si este deseo de superación es un poderoso acicate del avance de la historia y si el intercambio de mercancías (o sea, de hacer negocios) es el vector, el instrumento del que el ser humano se ha valido para lograr la mejoría en sus condiciones de vida, debemos concluir, aplicando una versión pedestre de la arcaica lógica aristotélica, que el intercambio ( dar para recibir) esta en el ADN de nuestra especie y que a nadie debería asombrar su practica en los mas variados aspectos de las relaciones sociales.
De hecho, es mucho mejor que los seres humanos se relaciones a través del intercambio y no a través del pillaje y saqueo de los fuertes contra los débiles. También es mucho mejor que logremos dirimir nuestras diferencias usando métodos que son patrimonio de la civilización y de la humanidad, como la democracia y la negociación, en lugar de usar el garrote y el puñal.
Para poner un ejemplo comprensible: Con todo el asco que una organización terrorista como ETA nos puede inspirar, es mejor tenerla en las Cortes Españolas, defendiendo lo que creen, que tenerlos en las calles con una pistola en la mano, pegándole tiros en la nuca a concejales como Miguel Ángel Blanco.
Que ETA haya dejado de matar, es el producto de una combinación de factores: En primer lugar, un acuerdo de estado entre los factores democráticos que incluía un respaldo a las fuerzas de seguridad; a un proceso de negociación que integró a muchos sectores internos y externos, que tuvo la capacidad de alinear incentivos e intereses de todos los participantes y que fue respaldado por varios gobiernos sucesivos tanto del PP, como del PSOE.
Como hemos dicho, en notas anteriores, la solución a la pesadilla que vivimos los venezolanos, vendrá de la mano de la conjunción de la realidad geopolítica internacional, con protagonismo de aquellos estados con intereses en Venezuela y de un conjunto de circunstancias internas que permitan la realización de unas elecciones libres.
¿Hay condiciones para que tal “milagro” ocurra en el país? No lo sabemos, pero el deber de los demócratas es crear el ecosistema necesario para que sea viable esa perspectiva de cambio.
Hasta ahora, los más importantes sectores del gobierno y la oposición han dado muestras de que están interesados en que el proceso de negociación, que está en curso, continúe. Decimos “los mas importantes” porque, no hay duda, de que no hay unanimidad al respecto. En ambos campos, hay factores que apuestan porque el proceso fracase, puesto que su razón de ser es que continúe la guerra de trincheras sin que haya modificaciones en el estatus quo. Por esta razón y por la pluralidad de intereses externos y externos, la negociación es frágil y compleja.
De allí, la importancia de analizar los gestos por pequeños que ellos sean. (Ya sabemos que “el diablo está en los detalles”) y, a veces, son estos detalles los que terminan orientando el destino del conjunto del proceso.
Uno de estos “detalles” es, en realidad, un hecho político mayor. Se trata de la declaración de María Corina Machado de acuerdo con la cual, deja claro: “no importa lo que hagan, no nos sacaran del camino electoral”. El otro “detalle” es que el gobierno pareciera que mueve ficha sobre el tema de su “inhabilitación” cuando el TSJ, en lugar de dictaminar la no procedencia ipso facto de su diligencia, pone en movimiento su aparato, solicita a la contraloría los antecedentes del caso y ésta responde en el tiempo estipulado.
Quizás es aun muy temprano para vaticinar un desenlace de todo este proceso, pero las liberaciones de presos; el alivio de las sanciones; algunas declaraciones cripticas sobre la posibilidad de elecciones libres, son todas tímidas, aunque buenas señales en el incipiente camino que se ha abierto.
Como decimos en notas anteriores: No podemos controlar el destino de las negociaciones en curso porque se trata, como ha quedado establecido, un asunto complejo, con muchas aristas y participantes con intereses diversos e incentivos distintos.
Lo único que podemos controlar y poner en nuestra agenda, con absoluta independencia, es avanzar en la construcción y fortalecimiento de la fuerza que salió de las primarias. En la política funcionan las leyes de Newton y los cuerpos más grandes, suelen atraer a los más pequeños, de allí lo importante que esta fuerza se haga lo suficientemente grande para que gane en capacidad de negociación y en solvencia para actuar en un escenario también complejo como son los procesos electorales en Venezuela.
Quizás, como nunca antes, deberíamos hacer nuestra la estrofa de Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.