Por Julio Castillo Sagarzazu
Los japoneses, escriben “Crisis” con dos ideogramas, uno representa la palabra “peligro” y la otra, la palabra “oportunidad”.
Es muy probable que los venezolanos estemos pensando que se nos presenta un grave peligro institucional luego del voto, en su primera discusión, de la reforma del Estatuto para la Transición, que elimina la figura de la presidencia interina. Sin embargo, puede estarse abriendo también una importante ventana de oportunidades para el recate de nuestra democracia.
Correrán ríos de tinta sobre las interpretaciones jurídicas y políticas de tal evento. Todas serán necesarias para hacer el balance de lo actuado, paras que se conozcan donde estuvieron los errores y cuáles fueron las motivaciones para que todo esto ocurriera.
También se hablará sobre las imprevisibles consecuencias de tal acción en el ámbito nacional e internacional. Discusión que igualmente será necesaria para tratar de minimizar los inevitables daños que se producirán en el terreno de la protección de los activos y el reconocimiento diplomático de Maduro, por parte de la comunidad internacional.
No obstante, esta nota solo pretende apuntar hacia esa ventana de oportunidades que se abre para transitar otro camino en el objetivo de esa recuperación de la democracia en el país. Este objetivo pasa, entre muchas otras cosas, por eludir el empantamiento del clima opositor en un torneo pernicioso de acusaciones y reivindicaciones que no llevaría a nada.
“Cada mástil que aguante su vela” y que cada quien asuma la responsabilidad de sus actos.
Para comenzar, quizás sería importante tratar de dilucidar como queda la ecuación opositora venezolana después de este jueves singular.
1. Lo primero a señalar es que el G4 que ya venia cojeando desaparece, para dar paso a dos bloques “de hecho” que podría simplificarse agrupando, de un lado, a las organizaciones que estuvieron a favor de la eliminación del GI y, por el otro, las que no lo estuvieron.
2. Como consecuencia de estos hechos, la llamada Plataforma Unitaria pasa a tener tanto plomo en el ala que quizás sea imposible recomponerla, como no sea para meros tramites de administración de temas como el de las primarias o para tratar de desenredar esa madeja de competencias enrevesadas y complejas que le han atribuido (vía la reforma del Estatuto) a la comisión parlamentaria que estará al frente de la AN del 2015.
3. Esto podría ir incluso más allá: el próximo 5 de enero podríamos estar en presencia de otra iniciativa para completar la defenestración de Guaido, escogiendo otro presidente de la AN que lleve adelante esas competencias, cambiando completamente el cuadro político nacional y poniendo a los aliados internacionales frente al limbo institucional que toda esta operación ha provocado.
4. El eje de la acción política opositora, pareciera que ahora se desplazara hacia las primarias, en caso de que estas aun queden vivas. Si es así, la Comisión Nacional de Primarias, adquirirá, prácticamente las funciones de una virtual dirección del chorrito de agua que queda funcionando y al cual, la oposición está agarrado.
5. La operación de liquidación del GI también podría extenderse a un acuerdo de candidaturas. Podría ser para participar en las primarias o para salirse igualmente de ellas. En ambos casos, el bloque alternativo a este G3 debería estudiar una estrategia conjunta.
6. En este último caso, el tiempo jugara un papel esencial. Si se deja correr mucho tiempo, el debate subalterno, las descalificaciones y la acción del chavismo sobre él, erosionara aún más la confianza popular en el liderazgo de la oposición y afianzara la idea de que no hay salidas.
7. Planteadas las cosas como están, las primarias, si siguen como estrategia opositora, podrían ser la oportunidad no solamente para dirimir la candidatura, sino también, como muchas veces planteamos en esta ventanita de papel, una ocasión para legitimar una dirección política de la oposición.
Como suele ocurrir, en la política estas cosas no se harán solas. Se necesita que las direcciones políticas de las organizaciones interesadas en promover un reagrupamiento que trascienda, con éxito este bache, deben proponerse a actuar rápido em proponer iniciativas concretas.
Lo que ocurrió este jueves no es para lanzar el sombrero al aire, pero forma parte de la natural dialéctica de la política. Tampoco es necesariamente una tragedia. De esta crisis, como dice el título de esta nota, puede salir una oportunidad importante para enderezar el rumbo y delimitar alianzas y objetivos.