Por Chichí Páez
A partir del desarrollo de nuevas dinámicas organizacionales y laborales en las cuales se incluye más el actuar y pensar del ser humano se logra que, a través del quehacer íntimo de cada integrante de los escenarios empresariales en proyección del reconocimiento de sus necesidades y motivaciones, la gestión del talento humano contemple como pilares fundamentales el desarrollo del potencial y la calidad de vida laboral.
Estos pilares permiten la proyección de metas personales y la construcción de posibilidades para apalancar el progreso y desarrollo de la organización de la mano de sus actores sociales, siendo estos constructores particulares de realidades en las cuales sus pensamientos y emociones influyen en el quehacer organizacional y laboral de toda empresa.
El desarrollo del potencial humano entonces estará permeado por la emoción que acompaña esa afinidad en la realización personal y en la búsqueda de referentes para proyectarse hacia otros y hacia el mundo de ahí que sea posible desprender en la realización personal la calidad de vida (laboral y personal), en ser capaz de generar con la empatía un reconocimiento de las necesidades que motivan a otros para desarrollarse.
Siempre habrá que contar con el factor sorpresa de que las personas no son iguales y nada hacen igual. Si bien, se reconoce que la gestión del potencial humano viene dada por el desarrollo de una aptitud/actitud y conocimiento previo que permite compartirlo también se reconoce que existen diferentes dinámicas de transmisión y asimilación de la información que existe y que está dada para formar y permitirle al otro ser. El desarrollo del potencial humano y la calidad de vida laboral como ejes fundamentales forjan o exaltan habilidades individuales que permiten construir en el colectivo bienestar y progreso.
El desarrollo de potenciales: una visión amplia de la conducta y habilidad para crecer y seleccionar un rol mayor o diferente. Patrón de largo plazo de conductas de liderazgo. Puede ser bajo mientras el desempeño es alto.
En el mundo organizacional el líder es una fuente continua de estimular en sus seguidores que tengan siempre una actitud de desarrollar su potencial, por medio de procesos continuos y progresivos de inspiración. Entendiéndose como tal: el estímulo o lucidez repentina que siente una persona y que favorece la creatividad, la búsqueda de soluciones a un problema, la concepción de ideas que permiten emprender un proyecto, etc., especialmente la que siente el artista y que impulsa la creación de obras de arte.
Todo proceso de inspiración debe garantizar la consecución de energía e ilusión y en el mundo empresarial que los trabajadores sientan motivación por el desarrollo de su potencial, para ocupar posiciones superiores en la escala jerárquica.
Los líderes exitosos como sembradores de inspiración tienen la obligación de tratarlos más como ser humano, que como trabajador mismo.
Un líder con sentido humano se preocupa por sus colaboradores en un sentido integral: la parte intelectual y en la parte emocional. Este tipo de liderazgo otorga influencia y no se debe olvidar que la autoridad la necesita el que no tiene influencia.
Un líder con sentido humano ejerce un liderazgo integral que atiende la parte física, intelectual y espiritual de sus seguidores. Y a pesar de que se trata de un concepto nuevo en la actualidad, lo cierto es que a mitad de este siglo va a ser algo del diario trajín empresarial.
Frente a este contexto, es necesario un “cambio de chip” por parte de los líderes en la actualidad, ya que muchos de ellos lideran como se hacía años atrás: “A mí no me digas qué te está pasando; más bien dime qué lograste”. Esta visión deja a un lado todos estos aspectos que engloban el sentido humano que un líder debe tener.
Liderar tiene que ver con marcar el camino, tomando en consideración al equipo, para conseguir que todos lo asuman, remen en la misma dirección y aporten lo máximo de sí mismos.
La Importancia de dar ánimos en el proceso de lideranza es debido a que con este estilo conductual de parte de líder ayuda a apoyar el desarrollo del potencial. Ser un buen líder implica conocer las necesidades de cada miembro del equipo, saber qué es lo que más le conviene, y de esta información extraer las acciones más adecuadas para el equipo y para los trabajadores en forma individual.
Dar apoyo conjuntamente con la estimulación al ánimo garantizan el cuidado que deben tener los seguidores como personas, sosteniéndolos y garantizándoles su seguridad y desarrollo potencial.
De igual manera los líderes deben contribuir a identificar y afianzar la visión personal de futuro de sus más cercanos colaboradores, por cuanto esta estrategia contribuye a que cada uno de ellos tenga un proyecto de vida tanto personal como profesional.
La visión de futuro personal que inspira el líder debe ser amplia, detallada, que aclare cualquier duda sobre el camino que deba seguir la persona a tomar para cumplir la meta positiva y alentadora. Una visión siempre debe ser para crecimiento
Como fue señalado en párrafos anteriores una de las herramientas del cual dispone el líder para incrementar el rendimiento del equipo es algo tan sencillo como dar ánimos. Sorprendentemente algo en apariencia tan fácil de hacer, acaba siendo muy complejo, ya que se debe hacer en el momento justo y con la intensidad adecuada, de acuerdos a las competencias individuales de cada trabajador. Esta táctica sin lugar a dudas coadyuva al desarrollo y crecimiento del potencial de los miembros del equipo.
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Columna tomada de El Carabobeño