Por Arquímedes Román
Desayunado y ataviado, a las siete y media se dirigía hacia la iglesia, realizando una brevísima visita a la Casa Capitular donde se asentaba el Ayuntamiento y donde se reuniría con sus miembros.
El trayecto era sumamente corto y prefería caminar para dar la oportunidad de ser visto, con su traje de Mariscal, y saludado respetuosamente por los vecinos que se asomaban a las ventanas, así como por aquellos que igualmente se dirigían hacia la Plaza Mayor.
Durante el año que llevaba en Caracas, al frente de tan relevante cargo, se había propuesto cultivar amistad con las principales familias, ser conocido por ellas y también por los pardos. A todos Vicente anhelaba transmitir lo que aspiraba a ser: un funcionario pulcro, justo y benevolente en el ejercicio del poder.
…Esta capital le resultaba placentera. Su clima era de una primavera perpetua.
La tranquilidad, y su hermano el silencio, incitaban a provocadoras siestas tras los exquisitos almuerzos preparados por las mulatas de la casa.
En esta villa, ocasionalmente podía mantener conversaciones sustanciosas con algunos criollos sobre sus temas predilectos: la botánica, la astronomía y los nuevos inventos que surgían en Europa. Reflexionando… esta misión asignada era como un obsequio que recibía ya en el umbral de su retiro del prolongado servicio a la Monarquía.
No era la primera vez que cumplía una misión en estas tierras. En tiempos anteriores, había servido durante ocho años como gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, con sede en Cumaná, su ciudad principal.
Fueron años de relativa calma en los que pudo llevar a cabo una obra de bienestar para aquella población de colonos, indios guaiqueríes, pescadores y esclavos. Desarrolló iniciativas de progreso; logró establecer tres hospitales en diversas poblaciones, varias escuelas, fundó nueve pueblos, inició el puerto de Paria y, fundamentalmente, mantuvo la obediencia y el respeto hacia el Monarca Soberano. Sin embargo, allí el clima tropical se manifestaba con toda su intensidad y solo la brisa del mar atemperaba el ardiente calor.
La llegada de naves⛵ provenientes de la Metrópoli era infrecuente y había muy pocos lugareños con quienes mantener conversaciones sobre los asuntos que más le interesaban.
Como un recuerdo particularmente especial, evocaba que en julio de 1799 habían arribado desde Europa, tras navegar por diversas islas del Mar Caribe, dos singulares viajeros alemanes: Alejandro Von Humboldt y Aimé Bonpland. Eran hombres de ciencia que venían a realizar estudios sobre la geografía, la fauna y la flora de las regiones equinocciales del Nuevo Mundo.
Atendió con mucha cortesía y generosidad a los visitantes, y con ellos Vicente tuvo la oportunidad única de mantener largas e ilustradas conversaciones con quienes estaban al tanto de la ciencia europea del momento. Igualmente, pudo conocer los maravillosos instrumentos de medición que traían: precisos termómetros, higrómetros, barómetros, microscopios,🔬 telescopios, poderosas lupas🔍, brújulas, astrolabios, instrumentos quirúrgicos, envases de vidrios de las más variadas formas⚗️, mucho papel, tintas de colores, decenas de plumas, plumillas y algunos extraños aparatos para usos desconocidos.
Las explicaciones técnicas de Humboldt sobre el manejo y propósito de los equipos, algunas veces presenciadas por los “principales” de Cumaná, fueron el deleite de Vicente quien
pasaba agradables horas de tertulias nocturnas con los excepcionales visitantes.
De allí surgió una buena relación entre visitantes y gobernador, que luego se evidenció en la ayuda económica que Vicente brindó a Humboldt🆘 adelantándole dinero, ya que éste no había recibido aún los pagarés que le enviarian desde Europa y necesitaba fondos para avanzar en su excursión — Emparan no podía imaginar que cinco años mas tarde,en 1804, cuando Humboldt termina su larga expedición cientifica y regresa a Europa será recibido en París con gran celebración por miles de personas.
Sería considerado el «descubridor científico del Nuevo Mundo», y visto como uno de los hombres más conocidos de Europa después de Napoleón. Sus trabajos despertarían gran interés en diversas disciplinas científicas de la época —
Más adelante, Vicente tuvo otra oportunidad de ayudar nuevamente a los exploradores cuando en la víspera de un eclipse🌗 , que ansiosamente éstos esperaban, fueron asaltados esa noche a la orilla del mar, por un zambo muy alto y muy ágil. Este los atacó de sorpresa con una macana para quitarles sus bolsos. Resulta que Humboldt logró esquivar el primer golpe, pero no así Bonpland quien recibió un rotundo macanazo en la cabeza🤕 que lo mantuvo en cama por días. Las gentes de los ranchos cercanos al oír los gritos corrieron para ayudar a los extranjeros e hicieron huir al asaltante.
Al día siguiente Vicente como gobernador organizó la búsqueda y luego captura del hombre, que por cierto no había logrado quitarle nada a los asaltados.
De Humboldt tuvo varias veces noticias posteriores, ya avanzada su larga exploración en las desconocidas y misteriosas regiones equinocciales.
Estos eran unos de los más interesantes recuerdos que Vicente tenía de sus tranquilos años en Nueva Andalucia, y que este Jueves Santo camino de la Plaza Mayor de Caracas, venían a su mente.– No podia saber que su ayuda habia contribuido al desarrollo de aquella singular expedición determinante para que doscientos años mas tarde Alejandro Von Humboldt sea reconocido con méritos científicos en múltiples áreas. Se le atribuiría ser el padre de la ecología y el ambientalismo por haber promovido una percepción holística del universo. Su legado se reconocería como de una profunda interdisciplinariedad que valorarían los científicos del siglo XXI, y su obra influenciaría en la astronomía, matemática, física, climatología, botánica, zoología,geología, y otras áreas— Absorto en sus recuerdos siguió caminando hacia la Plaza Mayor.