Hay un líder en solitario en la NBA. Los Boston Celtics aplastaron sin piedad a los Dallas Mavericks (106-88) y ganaron el Juego 5 de Las Finales, con lo que llegaron a su cuarto triunfo en la serie y se proclamaron campeones de la Liga por decimoctava vez en su historia, más que cualquier otro equipo en la Asociación.
Los Celtics rompieron esa igualdad de campeonatos que tenían con Los Angeles Lakers y le pusieron fin a una sequía de 16 años sin conquistar el trofeo Larry O’Brien, en una noche memorable en el TD Garden más por lo que se consiguió para las vitrinas que por lo que sucedió en la duela, ya que fue un dominio total del equipo local, quien llegó a tener una ventaja de 26 puntos para ponerle fin a cualquier esperanza de los Mavericks para conseguir un segundo triunfo en la serie.
Tatum, el héroe de Boston Celtics
Jayson Tatum entregó una noche inolvidable al liderar la ofensiva de Boston con 31 puntos, los cuales consiguió con 11 aciertos en 24 oportunidades, aunque fue errático desde el perímetro con solo un triple en siete intentos, pero eso quedó en segundo plano por el título conseguido. El alero fue perfecto desde la línea de los suspiros, con ocho tiros libres efectivos; además, logró un doble-doble y fue el organizador del juego de su equipo con 11 asistencias, así como ocho rebotes.
Jaylen Brown fue segundo hombre en línea con 21 puntos, ocho rebotes y seis asistencias, en tanto Jrue Holiday (15 puntos, 11 rebotes) y Derrick White (14 puntos y ocho rebotes) fueron los otros dos jugadores que aportaron de dos dígitos al electrónico para la causa de los Celtics. Al Horford (nueve puntos y el mismo número de rebotes) hizo historia en el basquetbol latinoamericano, al ser el primer jugador dominicano en ser campeón de la NBA y también porque le tomó 186 juegos de playoffs para ser campeón de la Liga, siendo la segunda cantidad más alta de juegos de postemporada para un jugador que no conquistaba el anillo, detrás solo de Karl Malone (193), quien nunca pudo probar la gloria como sí lo logró Horford en el TD Garden.
Horford también es el jugador que más juegos de playoffs tuvo que jugar para ser campeón de la NBA, por delante de Gary Payton y sus 152 juegos antes de ganar con Miami Heat en 2006; de Jason Kidd y sus 142 juegos antes de coronarse con Dallas Mavericks en 2011 y de Jerry West, quien tuvo que esperar 135 juegos para ser campeón con Los Angeles Lakers en 1972.
La clave fue el acierto desde el perímetro, con un 33.3 por ciento de efectividad para Boston (13 de 39) contra un 29.7 de Dallas (11 de 37); la batalla en los tableros fue fundamental, ya que los 51 rebotes de los Celtics contra los 35 de los Mavericks fueron determinantes. Las 25 asistencias de los verdes fueron superiores a las 18 de los texanos. Y las 13 entregas de Dallas (contra nueve de Boston) también determinaron el resultado.
Luka Doncic fue quien lo intentó en vano por los Mavs: sus 28 puntos, 12 rebotes y cinco asistencias fueron insuficientes para Dallas, que vieron una vez más a Kyrie Irving por debajo de las expectativas. Tras ponerle fin a su mala racha de 13 derrotas consecutivas ante los Celtics, Irving volvió a fallar en la hora importante, con apenas 15 puntos, tres rebotes y nueve asistencias, quedándose corto en ese ímpetu ofensivo que tanto se le pidió. Ni Luka ni Kyrie jugaron los últimos dos minutos y medio, pero sí que felicitaron a integrantes de los Celtics antes de dirigirse a la banca.
Fue otra noche en la que Boston demostró que su récord de 64 victorias y 18 derrotas, el mejor de toda la NBA en la temporada regular, no fue casualidad. Los Celtics son campeones de la National Basketball Association y los más ganadores en la historia del circuito. 16 años fue la espera, pero la nación verde aguantó para este momento.
Información La Afición
Foto: Reuters