EFE
Miles de brasileros se han comenzado a congregar este domingo en el corazón político de Brasilia para la investidura como presidente brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva, quien asume por tercera vez el poder que ya ejerció durante dos períodos consecutivos, entre 2003 y 2010.
Según las previsiones, la ceremonia oficial comenzará a las 2:30 p.m., hora local cuando Lula llegará a uno de los extremos de la Explanada de los Ministerios, avenida en la que se sitúan todos los edificios del poder público y en la que se concentrarán los actos, para los que se espera a unas 300.000 personas.
El recorrido incluirá en la sede del Parlamento, donde Lula jurará el cargo y pronunciará su primer discurso como presidente frente a todo el poder político nacional y delegaciones de medio centenar de países, que incluirán a una veintena de jefes de Estado y de Gobierno.
Tras ese discurso, se trasladará al vecino Palacio de Planalto, sede de la Presidencia. Luego se dirigirá la multitud congregada en la Explanada de los Ministerios desde el “parlatorio”, una suerte de gran púlpito en la parte exterior del Palacio de Planalto, y firmará los términos de investidura de los 37 ministros que tendrá su Gobierno.
Antes de ese segundo discurso, recibirá en el “parlatorio” la banda presidencial, que no le será entregada por el presidente saliente, Jair Bolsonaro, como manda el protocolo, porque el líder de la ultraderecha, que no aceptó su derrota electoral, viajó a Estados Unidos el pasado viernes.
Según fuentes allegadas al nuevo Gobierno, aunque aún no ha sido confirmado, la idea es que Lula reciba la banda de un pequeño grupo de personas, que simbolizarían en el acto “la diversidad del Brasil democrático”.
Sobre Jair Bolsonaro, se ha visto este sábado en las redes sociales compartiendo con seguidores suyos en la ciudad de Orlando, en el centro de Florida, donde evadirá la ceremonia de investidura de su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, que se llevará a cabo este domingo.
Varios videos cargados en Twitter lo muestran caminando por las calles de un condominio de casas en Orlando saludando a personas que se le acercan para tomarse fotos con él.
Según las mismas fuentes se está hospedando en una casa del deportista brasileño José Aldo da Silva, luchador de artes Marciales Mixtas (MMA), quien ha sido uno de sus aliados.
Bolsonaro partió el viernes de Brasil en el avión presidencial, poco después de dirigirse a sus seguidores y pedir una dura oposición al próximo Gobierno, y llegó en horas de la noche a Orlando. Previo a viajar hacia Estados Unidos, Bolsonaro rompió el casi absoluto silencio que mantuvo desde las elecciones de octubre pasado, pero no hizo alusión alguna a su intención de dejar el país antes de la toma de posesión del presidente electo.
Para el acto de posesión, la vigilancia en Brasilia se ha intensificado desde este viernes debido a la aparición de amenazas de grupos radicales de ultraderecha que respaldan a Bolsonaro, y que en las últimas semanas han protagonizado protestas violentas en esa ciudad. Un miembro de esos grupos fue detenido el pasado fin de semana después de que instaló una bomba en un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto, donde planeaba provocar la explosión.
Esos ultras más violentos están vinculados a grupos que, desde el 31 de octubre pasado, un día después de las elecciones, acampan a las puertas de los cuarteles para exigir un golpe que impida la investidura de Lula y mantenga a Bolsonaro en el poder.
La comitiva de mandatarios
Entre los mandatarios que acudirán a la investidura están el rey de España y los líderes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, así como los presidentes de Alemania y Portugal.
A última hora, podría llegar también el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuya entrada a Brasil había sido prohibida por el Gobierno de Bolsonaro. Sin embargo, el Ejecutivo anuló ayer el decreto que impedía su ingreso y la de otros funcionarios venezolanos.
Las ceremonias oficiales concluirán con una recepción que será ofrecida por Lula a las delegaciones extranjeras en el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, situada a unos quinientos metros de la sede de Gobierno.
En coincidencia con la recepción, comenzará el llamado Festival del Futuro, un concierto que reunirá a medio centenar de artistas populares y cuyo telón se prevé que bajará ya entrada la madrugada del lunes.