Información EFE
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se dirigió este domingo a una multitud que se congregó en Sao Paulo y aseguró que su victoria es “de todas las mujeres y los hombres que aman la democracia y quieren libertad”.
Tras ser proclamado presidente electo por el Tribunal Superior Electoral, con menos de dos puntos porcentuales sobre el presidente Jair Bolsonaro, Lula se dio un baño de masas en la avenida Paulista, la principal vía de Sao Paulo, donde le esperaban miles de personas.
“No es una victoria mía o del PT (Partido de los Trabajadores). Es una victoria de todas las mujeres y los hombres que aman la democracia, que quieren libertad, que quieren cultura, educación, fraternidad e igualdad”, declaró Lula, quien subrayó que Brasil ha derrotado en las urnas “al fascismo y al autoritarismo”.
También dijo que está “preocupado”, porque “a partir de mañana” deberá comenzar a definir “cómo será arreglado este país”, después de cuatro años de Gobierno de la ultraderecha que encabeza Jair Bolsonaro.
“Todavía no sabemos si el actual presidente va a facilitar la transición”, declaró en aparente alusión al silencio de Bolsonaro, que casi cuatro horas después de la proclamación del resultado aún no había reconocido su derrota ni hecho declaración alguna.
El presidente electo, de 77 años, reconoció que “esta fue una campaña muy difícil”, porque enfrentó a “la democracia contra la barbarie” y, ya casi sin voz, insistió en que quienes le apoyaron le “ayudaron a derrotar a la fábrica de mentiras” de Bolsonaro, que fue acusado decenas de veces de divulgar falsa información.
Recordó que esta ha sido su sexta candidatura presidencial, pero señaló que “jamás” enfrentó “una batalla tan difícil” contra lo que definió como “fascismo” e “industria de mentiras”, en clara alusión al líder de la ultraderecha.
“Fui elegido para gobernar para 215 millones de brasileños y voy a gobernar para todos”, pero “serán los más necesitados los que van a estar en el centro de las políticas del Gobierno”, declaró Lula, quien asumirá el poder el próximo 1 de enero.
También recordó las acusaciones de corrupción que le llevaron a pasar 580 días en la cárcel, tras unos juicios luego anulados por la Corte Suprema.
“Casi fui enterrado vivo en este país” y por eso ahora “considero este momento casi como una resurrección”, declaró Lula, quien ya gobernó entre 2003 y 2010 y este domingo se convirtió en el primer brasileño elegido tres veces por la vía democrática.