EFE
Latinoamérica es prudente aún sobre la nominación del senador por Florida de origen cubano, Marco Rubio, como nuevo secretario de Estado de EE.UU., del que se espera que aumente la presión sobre los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, con los que siempre ha sido muy critico.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la nominación de Rubio al que describió como «un líder muy respetado y una voz muy poderosa en pro de la libertad».
«Será un firme defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un guerrero valiente que nunca se rendirá ante nuestros adversarios», afirmó Trump.
«Más presión»
Cuba, que se encuentra sumida desde hace cuatro años en una profunda crisis económica y energética, afronta este cambio con evidente inquietud y hasta el momento no se ha posicionado sobre la vuelta de Trump a la presidencia, después de que en su primer mandato endureciese de forma considerable el régimen de sanciones e incluyera a La Habana en la lista de patrocinadores del terrorismo.
Rubio ha defendido desde hace años la política de máxima presión sobre Cuba y ha criticado cualquier acercamiento a la isla, incluido el período conocido como el «deshielo», cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas durante la Administración de Barack Obama.
Para retirar la sanciones, Rubio reclama cambios en materia de derechos humanos, la libertad de los presos políticos y la democratización del sistema político cubano. La Habana, por su parte, exige respeto a la soberanía nacional y apunta a los problemas de derechos humanos en Estados Unidos.
Rubio también ha sido un crítico constante del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al que acusa de dictador, de violar derechos humanos, de mantenerse en el poder por medio de fraudes, anulando la oposición y encarcelando a sus posibles rivales, por lo que ha pedido sanciones y que se le nieguen préstamos internacionales al país centroamericano.
Opositores nicaragüenses, como Arturo McFields y Jaime Arellano, ven su nominación como un triunfo para la lucha contra Ortega, mientras que otros, como el sociólogo Javier Meléndez, se muestran escépticos, criticando el enfoque centrado en Nicaragua.
El analista guatemalteco de migración Pedro Pablo Solares, dice a EFE que la nominación de Rubio «debería verse positivamente».
«Crítico de la pérdida de la democracia»
El senador es «un crítico de la pérdida de la democracia en la región en países como Cuba o Venezuela, eso puede ser aprovechado por la diplomacia para que este Gobierno guatemalteco busque mantener el apoyo que ha recibido de Estados Unidos en términos de democracia», añade.
En la misma línea, Celia Medrano, excandidata a la vicepresidencia salvadoreña por el partido minoritario Nuestro Tiempo (centro-derecha) y experta en temas migratorios, señala a EFE que con Rubio la nueva Administración de Trump podrá «subir presión contra Venezuela, Cuba y en menor medida Nicaragua».
Para Guilherme Casarões, profesor de Política Internacional en la Fundación Getulio Vargas (FGV), Rubio, como jefe de la diplomacia estadounidense, aumenta el riesgo de que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sea visto en la Casa Blanca como «un enemigo regional» por estar alineado con la izquierda latinoamericana.
«Por sus declaraciones y posturas como senador, Rubio es un sujeto muy atento a la política latinoamericana, que puede llegar a concebirla como una disputa entre el bien contra el mal», una visión que puede desembocar en una «falta del diálogo político» bilateral y en un posible debilitamiento de Brasil a nivel regional, explica a EFE.