EFE
El presidente chino, Xi Jinping, llegó este domingo a París para una visita de Estado que se va a prolongar hasta el martes y que se espera con un fuerte contenido político y económico, por las tensiones comerciales crecientes entre la Unión Europea y Pekín.
El presidente chino aterrizó en el aeropuerto de Orly, al sur de París, donde fue recibido al pie de la escalerilla del avión oficial por el primer ministro francés, Gabriel Attal a las 16.08 locales (14.08 GMT) e intercambiaron algunas palabras.
La agenda oficial de la visita de Xi, en la práctica, comienza el lunes a media mañana, cuando será recibido en el Palacio del Elíseo por el presidente francés, Emmanuel Macron, que para la ocasión estará acompañado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Macron ha querido señalar, con la presencia de Von der Leyen, su voluntad de abordar los contenciosos económicos y comerciales con China, y significar claramente que esa es una discusión que se lleva a cabo no con Francia de forma aislada, sino con toda la Unión Europea (UE).
Contenciosos que han dado lugar en los últimos meses a diferentes procedimientos por parte de la UE, que reprocha a Pekín de abusar de las subvenciones masivas que da a sectores como el de la industria de placas fotovoltaicas, de las baterías o más en general de los coches para luego inundar mercados como el europeo.
Por la tarde, Macron organiza un acto protocolario de acogida al jefe del Estado chino en el lugar habitual, los Inválidos de París, antes de una nueva secuencia en el Elíseo que incluirá un cara a cara entre los dos mandatarios, antes de una declaración a la prensa de ambos, sin preguntas.
Ésa es la secuencia más apropiada para entrar de lleno en los asuntos de política internacional, entre los que obviamente estarán la invasión rusa de Ucrania y la guerra en Oriente Medio.
Sobre la primera, el presidente francés, consciente de que China se ha reforzado como el principal socio económico de Moscú con las sanciones occidentales, pretende convencer a Xi de que utilice los mecanismos de que dispone para convencer al presidente ruso, Vladimir Putin, de que tiene que cambiar los cálculos y buscar una resolución al conflicto.
El presidente francés ha prometido que hablará con su homólogo chino de los derechos humanos, después de que diversas ONG, como Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras (RSF) le hayan recordado las violaciones masivas de las que responsabilizan al régimen.
Se esperan diferentes protestas, en las que no cabe descartar como es habitual en estos casos el factor sorpresa. El sábado organizó una Amnistía Internacional en París y esta tarde hubo una concentración en favor del reconocimiento de la singularidad del Tíbet en la plaza de la República, en la que participaron varios cientos de personas.
La jornada del lunes incluirá también unos encuentros económicos franco-chinos a los que asistirán los dos jefes de Estado y concluirá con una cena en honor al presidente chino de nuevo en el Elíseo.
El martes, Macron ha optado por poner un marco más distendido que el que ofrece París para continuar el diálogo con Xi en los Pirineos, en una región donde vivía su abuela materna y con la que mantiene una vinculación emocional fuerte. Ese desplazamiento incluirá una subida al mítico puerto del Tourmalet.
La anterior visita de Estado de Xi a Francia la hizo en 2019 (hubo una precedente en 2014), es decir, antes de la pandemia que ha cambiado muchas cosas. Macron, por su parte, estuvo en China en visita de Estado en abril de 2023, y entonces pasó por Pekín y por Cantón.
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