¿Les ha pasado que quieren emprender cambios, pero les da temor a iniciarlos por considerar que no vale la pena el riesgo? Creo que este tipo de pensamientos son normales en los seres humanos, en especial cuando lo que tenemos, nos hace sentir bien -o eso creemos-. En mi caso particular, desde hace años visualicé transformaciones en todos los aspectos, pero siempre venía a la mente la posibilidad catastrófica, pues también somos especialistas en dibujar lo negativo y, eso no es tan malo, tomando en cuenta que antes de tomar decisiones, es recomendable pasearse por todos los escenarios posibles.
Así que empecé a soñar y a trazar paisajes. Ya el trabajo me aburría. Además, no sentía admiración ni respeto con mis nuevos jefes. Evalué los pros y los contras y no dudé en renunciar. Premisa importante: el hombre sabio sabe cuándo alejarse. Aplica en el ámbito laboral, de pareja, amistad y muchos otros. Una vez tomada la decisión el universo confabuló y comenzaron a presentarse oportunidades increíbles que seguramente no hubiesen llegado de permanecer estático en una oficina, adulando y recibiendo órdenes. Se incrementó mi producción científica, culminé y aprobé con honores mi tesis doctoral en Argentina y aparecieron nuevas oportunidades de trabajo en Venezuela y otros países del continente.
Salí de la zona de confort y eso me hizo profundamente feliz. Pero no los aburro con mi experiencia. Algunas personas se me han acercado a relatar que quieren, por ejemplo, iniciar emprendimientos económicos, pero les aterroriza perder el dinero. Mi abuela decía que el que no sacrifica a nada tiene derecho. Así que les respondo principalmente la necesidad de evaluar el contexto y si la idea es original y en qué se diferencia de otras. Si las respuestas son afirmativas y se tiene una buena planificación, usted debe dar un paso al frente, atreverse. Parte de las personas más exitosas comenzaron de la nada y en la actualidad son dueños de grandes corporaciones. Repito, si hacemos las cosas bien y además somos buenas personas, comienzan a manifestarse caminos que, de seguirlos con probidad y empatía, alcanzará mucho más de lo que había pensado.
Lo mismo aplica a la decisión de migrar. A pesar de las dificultades propias del contexto venezolano, hay gente que es feliz y logra mantener cierto confort. No hablo de enchufados ni de esos que se cuadran con el régimen para mantener estatus. Me refiero a gente común y corriente que le pone ganas a todo lo que hace y se siente bien. Sin embargo, en algunas oportunidades ha pasado por su mente la posibilidad de establecerse en otro país. No es una decisión fácil, sobre todo porque comenzar de cero a veces es traumático cuando tenemos nuestra propia burbuja. En estos casos es oportuno evaluar las bondades del país en el que pienso, familiares y/o amigos establecidos que puedan tenderle la mano; oportunidades de empleo en mi área de especialización, crecimiento profesional, panorama económico y pasos para alcanzar un estatus legal. Igualmente, posibilidades de estudios para hijos en caso de tenerlos, sistema de salud, entre otros. Si las viñetas son más positivas que las negativas, inicie y viva su proceso. Las oportunidades no se presentan todos los días.
Salir de la zona de confort es una decisión muy personal. Si lo ha pensado, como lo afirmé anteriormente, evalúe todo el panorama y mi consejo es que se atreva. La vida es una sola y no sabemos las posibilidades que se presentarán. Puertas que nunca imaginó se abrirán y del otro lado, personas dispuestas a apoyarle en esta nueva etapa de crecimiento y nuevas experiencias. Se presentarán adversidades como es natural, pero la clave está en la actitud que asuma frente a ellas.
No cabe la quejadera tóxica. No. En estos casos es necesaria la concentración, la disciplina, la perseverancia y mantener el enfoque sin distraernos. Como afirma Daniel Goleman, el padre de la inteligencia emocional, se hace indispensable desarrollar y mantener la atención en lo que anhelamos, como si se tratase de un músculo al que hay que fortalecer. Además de mejorar hábitos y sumar nuevas habilidades que nos conduzcan a la excelencia. Yo estoy en este camino y me va bastante bien. ¡Los espero!