Por: Carmen Elena Castillo B
El rendimiento de los estudiantes puede verse afectado por múltiples factores. Entre ellos se encuentran el carácter, la edad, confianza en sí mismos, motivación, autoeficacia, y la ansiedad, por ejemplo.
“Aquellas personas que experimentan una menor ansiedad y mayor motivación generalmente se desempeñan mejor que quienes presentan mayor ansiedad y menor motivación.” Pues esta respuesta afecta los procesos cognitivos, como la atención, almacenamiento y recuperación de la memoria o resolución de problemas.
Así pues, dado que los aspectos socioemocionales, como la iniciativa, autocontrol, y la motivación, son importantes para lo académico, centrémonos esta vez en cómo impacta la ansiedad en la motivación de logro de los estudiantes.
Hablar de motivación en este contexto puede definirse desde una perspectiva conductual; el esfuerzo que se aplica para aprender debido a un «deseo», lo que lleva a la búsqueda de «satisfacción» de la experiencia.
Así, la motivación de logro es una forma de motivación intrínseca donde la recompensa es el logro mismo. Este tipo de motivación tiene un gran impacto en el éxito y la excelencia de los estudiantes en el proceso académico. Además, guarda una fuerte relación con la apertura a la experiencia y autoeficacia. Asociada, esta última, con el rendimiento académico.
De esta forma, aquellos que tienen una mayor motivación por el logro están más expuestos a aceptar nuevas ideas, valores o cuestionar las formas convencionales de hacer las cosas.
La ansiedad en un entorno estudiantil
La ansiedad es un malestar, una preocupación anticipada que afecta los procesos en especial el aprendizaje. Hay diferentes etapas en la vida que generan síntomas relacionados con la ansiedad, en consecuencia, muchas personas pierden la ilusión o cambian la percepción de ver las cosas.
Si bien la ansiedad es una respuesta funcional, puede llegar a ser patológica cuando la intensidad de las respuestas no permite al sujeto equilibrarse ante los estímulos.
En el caso del estudiante, la ansiedad, puede afectar la forma de interactuar con los demás (aprehensión de la comunicación), asimismo genera miedo al fracaso o miedo a la evaluación negativa (miedo de recibir comentarios negativos).
En muchas ocasiones, la presión en los estudiantes se incrementa ante la competencia en los niveles educativos, e incluso llegan a experimentar dudas sobre sus habilidades de aprendizaje, donde el temor al fracaso es trasladado directamente a las metas establecidas, a no poder desarrollarse con facilidad.
El que un estudiante se centre más en las amenazas y los fracasos, restringe sus mapas de cognición y actividad, esto significa que quienes presentan mayores respuestas de ansiedad subestiman su propia capacidad.
¿El resultado? Una mayor ansiedad puede llevar a la evitación o a una reducción de la memoria de trabajo, lo que conduce a un menor rendimiento. Esto, por ejemplo, es común que ocurra ante los nuevos desafíos, en periodos de transición de un nivel educativo a otro.
¿Trabajar la expectativa en la motivación?
La expectativa “es un aspecto completamente subjetivo que consiste en aplicar un refuerzo particular como función de una conducta específica en una situación.”
Cuando los seres humanos experimentan fracaso, disminuye la motivación y esto pone en riesgo los planes a largo plazo. Así, las respuestas emocionales en las expectativas son eminentemente negativas.
Hay estudios que reportan de forma significativa una correlación negativa entre ansiedad y motivación de logro. Ahora, los universitarios con mayor nivel de ansiedad tienen unas expectativas de logro menores, y viceversa.
Educación y alternativas
Los ámbitos educativos deben tener en cuenta que las estrategias de motivación, ansiedad y aprendizaje son tres componentes fundamentales, individuales, en el rendimiento académico.
Aunque la educación ofrece alternativas, aprendizaje significativo e invita a descubrir las verdaderas fortalezas o encontrar y superar las propias limitaciones, hay jóvenes que tienen pocas expectativas, baja o escasa motivación al logro. Por esa razón, es importante entender que las emociones son fundamentales para su voluntad de aprender y control volitivo sobre el proceso. Así, se trataría de buscar una mejora en el autoconcepto y motivación, y alivio del impacto negativo de los factores situacionales (la ansiedad).
De cara a esto, programas para mejorar el autoconcepto y aumentar la motivación pueden ser apropiados para tratar el interés, compromiso, disfrute o habilidades autopercibidas. En definitiva, para ayudar a reducir las barreras al aprendizaje e identificar posibles mecanismos de resiliencia.
Recomendación para no perder la motivación
Establecer un objetivo específico y alcanzable.
Tratar de incluir ese objetivo razonable en el día a día y establecer un plazo para su logro.
Dividir el objetivo general en tareas pequeñas y fáciles. Estas se deben revisar continuamente para comprobar si son realistas.
Tener en cuenta a la familia y amigos como apoyo.
Considerar el descanso como parte del proceso
La ansiedad, es “una realidad latente en las aulas de los centros de educación superior en el mundo.” De hecho, resulta preocupante observar el incremento desmedido de ansiedad estudiantil ante el miedo al futuro, que afecta desde la respuesta conductual, fisiológica, afectiva y cognitiva (es decir, a modo de amenaza) hasta la formación de pequeñas expectativas ante el logro.
Entre las referencias académicas se conoce la importancia que tienen los niveles de ansiedad en la motivación al logro. Una estrecha relación e incidencia recíproca donde a menores respuestas de ansiedad mayor el éxito en metas y proyectos.
Carmen Elena Castillo B.
Comunicadora Social y Psicólogo Clínico.
Foto: tomada de sistemexico.net/