EFE
Los Gobiernos de Colombia y Venezuela acordaron proporcionar «unos prontos y eficaces mecanismos institucionales» para localizar los restos mortales de víctimas del conflicto armado colombiano en la zona de frontera.
Así lo informó este domingo la Cancillería colombiana, quien detalló en un comunicado que esto ocurre luego que el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso revelara el jueves pasado que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) arrojaron los cuerpos de unas 200 de sus víctimas en el lado venezolano de la frontera tras la destrucción del «horno crematorio» en el que desaparecieron a centenares de personas.
«Acordamos proporcionar unos prontos y eficaces mecanismos institucionales que permitan localizar los restos mortales de nacionales colombianos dados por desaparecidos en zona de frontera, sepultados en territorio venezolano según manifestaciones del señor Salvatore Mancuso», agregó la información.
DESAPARECIDOS EN LA FRONTERA
Mancuso, que está preso en Estados Unidos por narcotráfico, hizo la revelación durante su intervención virtual en una audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en la que el excomandante de las AUC contó que decidieron «destruir el horno» en el que el Frente Fronteras, unidad del Bloque Catatumbo de las AUC, incineraba a sus víctimas.
«Entonces empezó una práctica diferente que fue a todas las víctimas arrojarlas en territorio venezolano. Unas al lado del río (Táchira) para que el río las llevara y las dejara del lado de Venezuela, y otras en las que algunos miembros de las Autodefensas ingresaron a Venezuela para dejarlas en fosas», expresó Mancuso.
El exjefe paramilitar agregó que en el lado venezolano de la frontera hay enterradas «por lo menos unas 200 o más de 200 personas que las Autodefensas del Bloque Catatumbo» asesinaron.
El martes pasado, el Gobierno realizó un acto en memoria y reconocimiento de las víctimas de desaparición forzada en el que participó de manera virtual exjefe paramilitar, quien habló sobre lo que hacían en los hornos crematorios.
El acto tuvo lugar en un descampado en Juan Frío, que hace parte del municipio de Villa del Rosario, en el departamento de Norte de Santander, donde a comienzos de este siglo las AUC establecieron un centro de operaciones contra la guerrilla y quemaron a centenares de sus víctimas en improvisados hornos crematorios para no dejar rastro de sus asesinatos.
Organizaciones de víctimas calculan que los paramilitares del Frente Fronteras incineraron en los hornos a unas 500 personas para desaparecerlas y borrar toda evidencia de sus crímenes bajo el mando de Jorge Iván Laverde, alias «El Iguano».
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