Por Julio Castillo Sagarzazu
Constreñidos, acostumbrados y prejuiciados, como estamos, por siglos de definiciones “ideológicas”, es natural que este árbol nos tape el bosque de las nuevas realidades del mundo y del país.
A veces no recordamos que, hasta hace pocos años, a las personas (particularmente a las mujeres) que convulsionaban y echaban espuma por la boca, las quemaban en una hoguera por estar poseídas del demonio. Luego se descubrió que la epilepsia provocaba esos síntomas y que el diablo nada tenia que ver con la desgracia de estas pobres personas.
Hubo médicos y sacerdotes que se opusieron a que el ferrocarril y el automóvil fuesen utilizados por los seres humanos con el argumento de que nuestros organismos no estaban diseñados para tales velocidades y que el movimiento del tren, podía inducir malos pensamientos. Una vez mas el, demonio fue acusado de estar detrás de estos inventos.
En la política, la ideología (que no la doctrina) convirtió en catecismos y religiones laicas la militancia en los partidos y se convirtió en moneda común juzgar los liderazgos y analizar las situaciones, mirando a través del cristal de una de estas visiones parciales del mundo.
Quizás no nos damos cuenta, pero se trata de un reflejo condicionado, como el del perro de Pávlov, el que interfiere en nuestro razonamiento, cuando nos apartamos del sentido común, para dar paso a una idea que nos viene de un prejuicio ideológico.
Este es probablemente el origen del error en la lectura que se hace del liderazgo que en Venezuela representa, hoy en día, María Corina Machado. Es natural que tal error se concentre en lo sectores mas intelectualizados y que mas en contacto han estado con las ideas políticas y con las “ideologías” de los partidos.
Lo que no se han detenido a analizar algunos en que, paradójicamente, en los sectores populares es donde mas ha arraigado, en los últimos meses ese liderazgo de Machado. Muchos deben andar quebrándose la cabeza buscando explicaciones a este fenómeno. La explicación, en cuestión, es relativamente simple. MCM, durante mucho tiempo, ha venido representando las posiciones que son la antípoda del chavismo. Lo ha hecho de manera consistente e, independientemente de sus posiciones políticas frente a algunos acontecimientos, es percibida como lo que es mas radicalmente distinto al liderazgo que nos gobierna. Tuvo además el tino de tomar distancia, en los últimos meses, de las fuerzas opositoras que aparecían como las responsables de no haber tenido éxito en su lucha por desalojar a Maduro del poder y con ello se desligo también de las polémicas conductas sobre el tema de la administración de los recursos que manejo la oposición.
Digamos que es sobre esa imagen que MCM ha edificado lo que ahora estamos viendo. Pero es que, además, hay una segunda razón por la cual Machado se despega en el favor popular, se trata de que toma la decisión de participar en el proceso de primarias anunciado por la oposición, con lo cual en el imaginario colectivo se forma la opinión de que su posición no es solamente testimonial y que se agota en la denuncia del régimen, sino que “va por los papeles” y se medirá para dirimir el liderazgo para enfrentar a Maduro.
Si su candidatura continúa creciendo (y es evidente que aun no tiene techo conocido) María Corina podría mutar de fenómeno electoral, en fenómeno social, en algo parecido (mutatis mutandi) a lo que representaron, en su momento, Carlos Andrés Pérez y Chávez.
Algunos signos de ello hay ahora: Las giras que ha emprendido han despertado un entusiasmo que poco habrían augurado a una candidata de su procedencia y de su política original. Los videos y registros fotográficos hablan de una simbiosis que comienza a tomar forma. El contacto personal (que es el único que en la política obra milagros) esta haciendo su trabajo. Ese contacto tiene efectos bidireccionales, no es solo la gente la que se entusiasma con el líder, es también el líder el que se toma de la gente la energía positiva, las ganas de luchar, la alegría y a veces, también la tristeza desgarradora de quien te encuentras. Esa sinergia, potenciada por la experiencia cotidiana, puede terminar convirtiéndose en masa critica para provocar la mutación hacia un fenómeno social de características únicas y que pueden convertirla en la referencia obvia y evidente para enfrentar a Maduro.
Sin embargo, la política no se hace en soledad, se hace con socios, con adversarios y con aliados alrededor. Nadie va a declarar de buen grado que el liderazgo de María Corina es indiscutible. Para ello hace falta que gane las primarias y las gane de manera tan contundente, que quede investida de una legitimidad indiscutible no solo ante los venezolanos, sino ante todos los aliados de la democracia que tenemos en el mundo. Su liderazgo, emergerá de esa manera, como la referencia incontestable para dirigir las fuerzas democráticas en el próximo periodo.
Es con estas consideraciones como creemos que se debería leer el liderazgo que Machado está despertando en el país: Se trata de la opción con más chance para derrotar al chavismo y la de una contextura ética, unida a una reciedumbre de carácter sobre la que se puede construir una transición segura.
¡Vale la pena intentarlo!